La relación entre México y Estados Unidos ha sido históricamente compleja, pero recientemente, las tensiones entre ambos países han aumentado, especialmente después de las declaraciones del embajador estadounidense, Ken Salazar. Durante una rueda de prensa, Salazar arremetió contra la estrategia de seguridad implementada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, específicamente criticando la política de «abrazos, no balazos«. Estas palabras no pasaron desapercibidas, y el Departamento de Estado de EE. UU. respondió rápidamente respaldando al embajador y reafirmando la importancia de la cooperación en seguridad entre ambos países.
Ken Salazar fue tajante en su evaluación de la política de seguridad de México bajo la administración de López Obrador. En sus declaraciones, Salazar afirmó que la estrategia de «abrazos, no balazos» no había tenido éxito en combatir la violencia en el país, lo que provocó una respuesta inmediata tanto de funcionarios mexicanos como del público en general. El embajador estadounidense subrayó que México «merece vivir sin miedo» y criticó la postura del gobierno mexicano de culpar a otros países, como EE. UU., por los problemas de seguridad internos.

Además, Salazar señaló que la relación entre los gobiernos de México y EE. UU. en materia de seguridad había fallado en el último año debido a que el presidente López Obrador rechazó la ayuda de Estados Unidos. El embajador también mencionó que la administración de AMLO había bloqueado una inversión significativa en seguridad por un monto superior a los 22 millones de dólares, lo que, según él, perjudicó los esfuerzos de cooperación bilateral en el tema de la seguridad.
Poco después de las fuertes declaraciones de Salazar, el Departamento de Estado de EE. UU. salió en defensa de su embajador. En una rueda de prensa, Vedant Patel, vocero del Departamento de Estado, declaró que el embajador había sido «muy claro» al afirmar que aún había mucho trabajo por hacer en cuanto a la cooperación en seguridad. Patel recalcó que esta cooperación sigue siendo una prioridad de seguridad nacional para los Estados Unidos y que, a pesar de las diferencias, el gobierno estadounidense está comprometido en profundizar su colaboración con la administración de Claudia Sheinbaum, actual presidenta de México.

Patel también destacó que el objetivo sigue siendo garantizar la seguridad de las comunidades a ambos lados de la frontera y trabajar en conjunto para resolver los problemas comunes que enfrentan ambos países. Las palabras de Patel enfatizan la importancia de la relación bilateral, pero también sugieren que hay áreas de desacuerdo que aún deben ser abordadas.
La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum a las críticas de Salazar no se hizo esperar. En su conferencia de prensa, Sheinbaum expresó su desacuerdo con las declaraciones del embajador estadounidense, señalando que existían diferencias entre lo que Salazar decía en un día y lo que afirmaba en otro. La mandataria hizo referencia a los comentarios contradictorios del embajador respecto a la reforma al Poder Judicial, subrayando que, aunque las relaciones entre México y EE. UU. son fundamentales, México es un país soberano que no acepta subordinación.
Sheinbaum reiteró que México y Estados Unidos comparten muchos aspectos, como la cultura, la economía y el comercio, pero también problemas comunes que se deben resolver de manera conjunta. Sin embargo, hizo énfasis en que, a pesar de la cooperación, México sigue siendo un país libre e independiente, y no tolerará injerencias externas en sus decisiones políticas internas.