Después de concluir el mandato constitucional pocos son los gobernantes que por decisión propia se someten al juicio de su pueblo.

La mayoría son temerosos a la sentencia popular.

Finalizan el encargo público y desaparecen de la entidad o municipio que gobernaron, para disfrutar lejos de miradas conocidas sus “ahorros millonarios”.

Y son vistos hasta la siguiente jornada electoral cuando, apostándole al olvido de la gente, reaparecen buscando otro “hueso” electoral.

Ejemplos de ex funcionarios pillos y ladrones sobran en territorio veracruzano. Se fueron unos, llegaron otros, es una cadena de corrupción que no termina.

Mientras tanto, la cuenta pública 2017 en Veracruz es motivo de insomnio para conocidos funcionarios estatales salientes y para decenas de ex alcaldes de la administración 2014-2017, en particular aquellos que metieron en forma criminal las manos al cajón del dinero ajeno.

No pueden dormir, tienen pesadillas, sueñan que Cuitláhuac los persigue y encarcela.

Manifiestan no estar tranquilos pese al dictamen de la Comisión de Vigilancia de la LXIV Legislatura que los exonera, total o parcial, del presunto daño patrimonial detectado por auditores externos al servicio del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS).

No es para menos el nerviosismo:

El Comité Ciudadano Anticorrupción exige a la Contraloría Interna del Congreso en funciones, dejar sin efecto el decreto 784 de la Legislatura antecesora que “limpió” a compadres, amigos y recomendados del poder que huelen a corrupción.

Pero no todos los ex munícipes sufren.

Mientras unos viven angustiados, otros que también resultaron con observaciones del ORFIS no sufren ni se acongojan. Afirman que todo lo tienen sustentado, sellado y firmado de recibido por la autoridad municipal sucesora que por celos y venganzas palaciegas violentó la normatividad al esconder y no entregar la información al ORFIS.

Es el caso particular del ex alcalde de Acayucan Marcos Martínez Amador, quien aplicando el principio de “quien nada debe, nada teme”, camina sin preocupaciones por las calles de su ciudad, además de continuar con tareas humanitarias entregando beneficios sociales a la población vulnerable.

Hasta se da tiempo para participar en cabalgatas donde recibe el reconocimiento de la gente por el trabajo realizado en la alcaldía, como la de días pasados en honor a San Diego de Alcalá, santo patrono de la familia istmeña.

Colorido, alegría y entusiasmo de hombres, mujeres y jóvenes de todas las edades ante el recorrido que hicieron más de 600 jinetes por las principales calles de la ciudad de Acayucan, donde apareció el ex alcalde Martínez Amador montando un ejemplar equino, quien fue blanco de todo tipo de muestras de afecto de parte de los espectadores. Y cuando a un ex funcionario público lo saludan, aplauden y vitorean es porque goza de popularidad.

Crónicas periodísticas de la región sur de Veracruz y testimonios ciudadanos, consideran a Marcos Martínez como uno de los mejores alcaldes en la historia de Acayucan. La obra urbana y las acciones sociales ejecutadas en los cuatro años de su administración, fueron impresionantes, cambiaron para siempre la vida a miles de personas. Acayucan ya no es un Rancho Grande, afirman.

Ejemplo:

En su cuenta de Facebook el destacado y crítico periodista Santos López Celdo, escribió:

“Pocas, creo que nunca he visto a un ex presidente Municipal pasear orgulloso, con la frente en alto, arropado por una de las comunidades más influyentes de Acayucan y con grandes muestras de cariño recibido del pueblo que gobernó…así paseó Marco Martínez Amador en la regada de frutas de la comunidad istmeña de San Diego de Alcalá, tradición oaxaqueña que desde casi media década se realiza en Acayucan. Felicidades Marco Martínez Amador que cosecha lo que sin duda sembró en el corazón de los acayuqueños”. .

Seguramente otros actores políticos de Acayucan, opinen lo mismo que el reconocido comunicador sureño sobre la figura pública del ex alcalde Marcos Martínez, sin faltar aquellos que insisten en colgarle adjetivos que la gente agradecida y pensante ignora y desecha.

Por lo pronto, don Marcos como don Quijote, avanza sin parar en su misión altruista; suma ya más de 7 mil beneficios a la gente necesitada, entregados en su casa de gestión inaugurada una vez que finalizó su gestión en palacio municipal.