Roberta Jacobson, exembajadora de Estados Unidos, habla de su retiro
Fecha: 19/04/2018
Hora: 08:57 hrs.


La diplomática eligió nuestro país para anunciar su retiro después de 31 años en el servicio exterior.

Casi al llegar al cruce de Reforma Lomas y Constituyentes, en la Ciudad de México, se ubica la residencia de los Estados Unidos, la cual, en los dos últimos años, ha sido habitada por la familia Jacobson.

Para ingresar ahí se requiere una previa revisión del automóvil en general. Lo primero que se percibe en este lugar, propiedad del gobierno de Estados Unidos, es la alberca, una fuente en el medio del patio y los ventanales de la entrada principal a la casa que, desde 2016, Roberta Jacobson ha habitado como embajadora de la Unión Americana en nuestro país.

La recepción para CLASE estuvo a cargo del equipo de prensa de la representación diplomática, el cual de inmediato nos mostró la biblioteca en la que destaca un enorme cuadro del artista mexicano Vicente Rojo. Después, nos llevó al lobby de la casa que –literalmente- es una galería de pinturas y hasta esculturas de Remedios Varo

Apenas 10 minutos después de nuestra llegada, apareció la embajadora Roberta Jacobson, detrás de ella su esposo Jonathan y detrás de ambos “Taco”, su perro de ocho años; una cruza entre maltés y french poodle

La diplomática pidió un café capuchino antes de invitarnos a pasar a la sala y su bebida dio pie a bromear, ya que recientemente un mono capuchino puso en jaque a vecinos de la zona y autoridades ambientales. El mono capuchino saltó hacia la residencia de Estados Unidos. “Sí, nos dijeron que se metió aunque no lo encontraron, le pusimos comida pero no apareció. Yo no estaba en la casa, cuando llegué me dijeron cómo había estado todo, pero no está por aquí el mono capuchino”, nos cuenta la diplomática.

En la estancia de la residencia destaca mucho el arte mexico-americano. Un telar sobresale en la sala, colgado en la pared. Ella y su esposo Jonathan se sentaron en el sillón principal; “Taco” no quiso quedarse atrás y se puso al lado de ellos para iniciar la entrevista

Soñó con ser bailarina

Roberta Jacobson nació en el Día Internacional de la Mujer, un 8 de marzo de 1960 en Englewood, Nueva Jersey. Quizá de ahí deviene su trabajo en favor de la equidad de género y los derechos humanos. Habla un perfecto español, idioma con el que nos cuenta que cuando decidió mirar hacia la región latinoamericana, fue precisamente cuando los gobiernos militares eran mayoría

Y aunque soñaba con convertirse en bailarina, estudió en la Escuela de Leyes y Diplomacia Fletcher de la Universidad de Tuftsen, donde obtuvo la Maestría en Artes de Derecho y Diplomacia. La aún embajadora atendió nuestra cita ataviada con un vestido que hizo a partir de un huipil que recibió como obsequio. La estadounidense se acomodó en el sillón, tomó su café y saboreó la espuma con la cuchara.

Roberta Jacobson llegó a México en mayo de 2016 después de 10 meses de estar a la espera de que el senado de su país la ratificara como embajadora de Estados Unidos en tierra azteca. Y es que a Roberta la designó el hoy ex presidente Barack Obama para representar los intereses de su país, en una de las plazas más importantes para la Unión Americana. Pero en el proceso, llegó Donald Trump y su nombramiento estuvo detenido varios meses. En abril de 2016 el senado estadounidense ratificó a Jacobson y en mayo de ese mismo año, se trasladó de Washington a la Ciudad de México, junto con su familia.

"Lo que yo encontré al vivir aquí, fue algo muy distinto de la docena de visitas anteriores y eso me sorprendió. No solamente porque los mexicanos me recibieron de una manera tan calurosa, tan abierta, genial en todos los lugares, sino que yo también he tenido la oportunidad que muchos estadounidenses no tienen, de conocer la diversidad en México, no solamente geográfico en donde hay montañas, playas, sino también las costumbres de pueblos indígenas, de idiomas”, nos comentó

Su trabajo en el servicio exterior ha estado enfocado en América Latina, le apasionan los temas que tienen que ver con Cuba y Venezuela. Sin embargo, su gusto por México la llevó, incluso, a que junto con su familia tomara la decisión de comenzar a construir una casa en San Miguel de Allende, Guanajuato, y aunque no es para vivir de manera permanente por el momento, sí planean pasar sus días de descanso allí.

Roberta Jacobson es una mujer importante dentro de la diplomacia estadounidense. Está casada con Jonathan Jacobson desde hace 33 años, quien por ahora tomó una licencia dentro del gobierno de Estados Unidos para acompañar a Roberta en su paso por la embajada en México. Antes de ser embajadora fue Secretaria Adjunta del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, siendo también la primera mujer en ocupar este puesto.

Del 2007 al 2010 fue Subsecretaria Adjunta para Canadá, México y NAFTA y anteriormente dirigió la Oficina de Asuntos Mexicanos en el Departamento de Estado. Fue Subjefe de Misión en la embajada estadounidense en Perú, del año 2000 al 2002. Entre 1996 y 2000, Jacobson fue directora de la Oficina de Planificación de Políticas y Coordinación en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, cubriendo temas como derechos humanos y asistencia extranjera.

También se desempeñó como Coordinador de Asuntos Cubanos en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, asistente ejecutivo del Subsecretario, de 1993 a 1994, asistente especial del Subsecretario, de 1989 a 1992, y en el Consejo de Seguridad Nacional en 1988. Trabajó para las Naciones Unidas de 1982 a 1984 en el Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios.

Tiene dos hijos, hoy universitarios: Gil y Daniel. El primero estudia Ciencia Política y por ahora vive en Madrid, España, donde se encuentra perfeccionando su español. Gil en algún momento pudo acompañar a sus padres a Oaxaca, específicamente a Monte Albán, lugar que le gustó mucho. Mientras que Daniel se enamoró de Punta Mita, Nayarit; él es un universitario que cursa la carrera de Biología. Roberta es una mujer estética: alta, delgada, espigada en su juventud, como comentó ella misma. A los cuatro años de edad comenzó a practicar el ballet, mismo que abandonó a los 14, tras la ruptura de dos vértebras de la columna, hecho que la mantuvo dos años fuera de esta práctica y tuvo la necesidad de utilizar un corsé.

Frida Kahlo, el blues y los “dos pies izquierdos de su pareja”

Nos cuenta una anécdota: “Fue impresionante. Cuando yo entré al Museo Frida Kahlo (Coyoacán, Ciudad de México), en la parte en donde están las prótesis y los corsés, uno de ésos fue casi igual al que yo utilicé durante dos años. Fue algo muy difícil, pero fue una opción para evitar la cirugía. Salió bien, los huesos se repararon y empecé a bailar de nuevo, pero ahora en danza moderna”.

Jacobson ha disfrutado de los espectáculos de danza en México y antes de que deje el país, ha tenido la oportunidad de ver una presentación del Ballet Folclórico de Amalia Hernández y de la Universidad de Colima, entre otros.

Combinar la diplomacia y la cultura ha sido sencillo para ella, pues lo ha visto como una manera de entendimiento entre naciones. En la Ciudad de México, nos dice, se pueden ver muchos clubes que ofrecen música de blues o jazz, característica de Estados Unidos y recordó que recientemente se estrenó en México la película “America’s Musical Journey”, que cuenta la historia del cantante de color Aloe Blacc, quien recorrió el territorio estadounidense en busca de las raíces del jazz. “Es una manera de ofrecer a México cómo es la música en Estados Unidos, es otra manera de que en este país se conozca a Estados Unidos”, dijo.

La embajadora estuvo relajada durante la conversación, sonrió y hasta bromeó cuando se le preguntó si a su lado tiene a un buen bailarín de jazz, blues, música mexicana o cualquier otro género. Su sonrisa fue inmediata, igual que la de Jonathan. “Eso es otra cosa, amo muchísimo a mi marido, pero le cuesta bastante bailar. Es interesante porque él es músico, ha tocado el chelo por muchos años incluso en orquesta, pero en el baile tiene dos pies izquierdos. Él me acompaña y trata de entender”, comenta simpática

La charla fue fluida, sin interrupciones, la sesión de fotografías se dejó para el final. Conocimos e hicimos tomas en la biblioteca, el jardín y los límites de la residencia con la zona boscosa de Reforma Lomas. “Por ahí debe andar el mono capuchino”, bromeó la diplomática

Relación “interdomestic” México-EU

Roberta Jacobson lleva 31 años en la diplomacia de su país. En su recorrido por el Departamento de Estado, su labor ha estado enfocada a América Latina. Trabajó también para las Naciones Unidas, en el Centro de Desarrollo Social y Asuntos Humanitarios y también pasó por el Consejo de Seguridad del organismo internacional.

Su relación más intensa con México comenzó cuando, dentro del Departamento de Estado, estuvo a cargo del Despacho de esa dependencia para el territorio mexicano.
“Es una relación muy importante, tanto es que dentro del Departamento de Estado se le conoce como una relación ‘interdomestic’ (internacional y doméstica), porque todas las secretarías están interconectadas de los dos lados de la frontera”, recordó en entrevista.

Roberta Jacobson también es una defensora de los periodistas. En su paso por México ha sido testigo de la muerte de casi una decena de ellos, por los cuales no ha dudado en pedir justicia e incluso aliarse con sus colegas del Reino Unido y la Unión Europea para pedir investigaciones por estas muertes.

La entrevistada también ha sido testigo de las relaciones entre México y Estados Unidos en los dos últimos años, con la llegada del presidente Donald Trump y sus ataques. Sin embargo, ella está segura que las relaciones entre los dos países son fuertes y nada las rompe, simplemente hay que encontrar el diálogo.

Asegura que la experiencia más satisfactoria que ha tenido con su trabajo en México han sido los eventos con los jóvenes mexicanos y los estadounidenses que han viajado al país. “Siempre que una persona se siente un poco deprimida sobre el estado del mundo, ellos nos dan un sentimiento de optimismo y de la potencia del talento, estamos hablando de emprendedores, artistas o aquellos que participan en los programas que tenemos como Jóvenes en Acción”, explica.

La decisión de su retiro

La neoyorquina, tras 31 años dentro de la diplomacia estadounidense donde formó parte muy importante en el proceso de normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, decide retirarse y eligió México para tomar esta importante decisión.

Al preguntarle cómo se siente de retirarse del trabajo en el servicio exterior nos dice: “Después de 31 años siempre hay cosas que piensa una persona. Esperé que iba quizás a viajar más en México o tenía más tiempo para conocer un poco más o si yo no sé, he tenido más tiempo, por ejemplo, de conseguir fondos para nuestros programas educativos de los empresarios pero he tenido la suerte de tener 31 años trabajando en lo que me apasiona, varias veces durante esta carrera vi a alguno de mis colegas saliendo del Departamento de Estado para oportunidades en el sector privado y eso me provoca el sentimiento de quizá es el momento de salir, pero antes yo no encontré algo afuera que me apasionó tanto como el trabajo diplomático en representación de mi país, del pueblo americano”, nos dijo.

Asegura que le dio mucha satisfacción tener la oportunidad de representar a Estados Unidos después de tanto tiempo de conocer personas y diplomáticos excelentes y tratar de desarrollar o enseñar a una nueva generación de jóvenes en la diplomacia, las posibilidades que tienen.

Y agrega: “Me siento un poco triste de irme, pero a la vez muy orgullosa de lo que hemos hecho en la embajada, con un equipo magnífico de mexicanos y estadounidenses que han trabajado por esa relación durante mucho tiempo y ellos van a continuar trabajando por ello. Me siento menos triste sabiendo que van a continuar y que esa relación es algo permanente que no depende de una persona”.

Al preguntarle también sobre el fin de su carrera como diplomática en nuestro país, Roberta habla del encanto que tiene México, el cual ha hecho que otros embajadores también lo elijan para concluir su servicio como diplomáticos: “creo que parte de eso es que México es tan importante, tan grande que muchos de los embajadores que terminan su carrera aquí no hay otro puesto que quieran”.

Roberta se lleva un recorrido por todo el país; en estos días apresura su paso por el mayor número de restaurantes mexicanos que puede y le gusta disfrutar del tequila y el mezcal, los cuales –advirtió- lleva a su país para que sean mayormente conocidos. Durante la entrevista deja un mensaje, aunque ha tenido la oportunidad de conocer un poco más el país, aún sigue aprendiendo lo que es, pero asegura que México es una maravilla.


* Usuario, Fecha y Hora de Creación: ID5 - 19/04/2018 - 09:03:29 hrs.
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