En los tiempos del muro como amenaza y las críticas al entorno latino en Estados Unidos, México encontró su primer título mundial en cadetes gracias un chico de 14 años recién cumplidos, nacido en El Paso y de padres mexicanos. Su nombre es Luis Salazar (33 kg.) y, cuando debió decidir qué bandera representar, lanzó su futuro a favor de México.

“Le dije a mi papá que soy mexicano, que soy raza mexicana, yo nunca he participado por Estados Unidos, mi papá era el que me decía que había que valorarlo, pero le decía que yo sólo quería por México”, comparte en entrevista con Excélsior.

Su historia es una de entre los 8.6 millones de mexicanos que viven en el estado de Texas, su infancia la combinó con Ciudad Juárez y encontró en el taekwondo una manera de representar a la tierra que sólo viaja como visitante.

Comenzó entonces su andar en el mundo del taekwondo, definido históricamente como el arte de usar los puños y los brazos en camino a la perfección, y su inicio fue complejo debido a su edad

“El entrenador Mario Romero no lo aceptaba, porque estaba muy pequeño y pensó que sólo quería jugar. Cuando lo aceptó, un miércoles, le ve facultades, y el sábado tuvo su primer combate. Con cuatro días y medio gana su primer medalla de oro”, relata Gabriel Salazar, padre del taekwondoín.

En el camino se encontró a la división de taekwondo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), una asociación civil que busca a deportistas talentosos de origen mexicano, los invita a defender el estandarte tricolor y ahora le ha dado dos campeones mundiales al país: Luis Salazar (El Paso) y Emilio Cendejas (Chicago).

El proceso de selección comienza en el US Open, un torneo abierto, se eligen los mejores y la invitación tiene un argumento que, por increíble que parezca, es más atractivo que jugársela por Estados Unidos.

“Si uno saca las cuentas, queda claro que si ellos hubieran estado seleccionados por Estados Unidos no recibirían ningún apoyo, aquí si se les da el apoyo para ir al Mundial y ellos solamente pagan los vuelos de sus casas al CNAR, con eso todos salimos ganando al apoyo económico que dan en Estados Unidos”, comparte Elvis Chaves, responsable de IME Taekwondo.

Con esta receta México ya ha tenido éxitos. Encontró a Carlos Navarro, quinto lugar olímpico en 2016, y Jacqueline Galloway, que representó la bandera tricolor como juvenil y luego volvió a Estados Unidos para ser bronce olímpico en Río de Janeiro, un escenario que ahora busca evitarse.

“Hacemos un compromiso por escrito, primero (para apoyarlo como juvenil) nos aseguramos que siempre va a representar a México, es un procedimiento que existe en la Federación Mundial y no es fácil que luego se pueda cambiar de país, no queremos que nos pase lo que ya sucedió”, dijo, por su parte, Raymundo González, presidente de la Federación Mexicana de Taekwondo.



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