A unos días del cierre de las precampañas a la gubernatura de Veracruz ninguno de los tres aspirantes fuertes ha logrado despuntar y obtener las preferencias definitivas de los electores.

José Yunes Zorrilla, de la coalición PRI-PVEM, permanece anquilosado con un discurso rancio, ideas que carecen de sustento para los nuevos tiempos de la política e inexistencia de propuestas sustantivas.

Yunes Zorrilla visita pueblos pero sin una idea programática, ni discursos incendiarios que atraigan la atención de los adormilados electores que nada quieren saber ya del corrupto PRI.

Miguel Ángel Yunes Márquez, de la alianza PAN-PRD-MC, no trae nada en su discurso, ni propuestas ni proyectos, porque esa frasecita de “El cambio” ya tiene a los electores hasta la madre.

Yunes Márquez prefiere recurrir a las bravatas a falta de propuestas concretas para encabezar en Veracruz un gobierno que, desde ahora, nos convenza que podemos confiar en él, porque lo que hizo en Boca del Río ya es historia.

Cuitláhuac García Jiménez, precandidato a la gubernatura por el Morena, sólo aparece en escena cuando su guía moral, Andrés Manuel López Obrador, está en Veracruz, ese muchacho está muy falto de ideas y un proyecto de gobierno responsable.

En síntesis, al cierre de las precampañas ninguno de los tres aspirantes fuertes tiene aún los tamaños para gobernar Veracruz.